VISITANTES

viernes, 21 de octubre de 2011

La Mariposa y el Agricultor (Dedicada a quien no se puede nombrar...)

Quizá era demasiado tarde o muy pronto para abrir la puerta, las huellas de la historia estaban marcadas en la honda escalera de su alma inquieta, que bailaba al son de la música que oía, igual que un niño con un instrumento de música, incesante, imparable, condenado a ser tocado mientras dure la ilusión... así fue tocada su alma, alma de nadie, alma del sol, alma crucificada por las ascuas de un amor que fue llama, y ahora solo quedaban las cenizas brotando dentro queriendo encenderse sin éxito, pero... llegó el nuevo momento de un nuevo día, de un nuevo hombre a tocar su alma apagada.
          Un cierto temor a ser descubierta la hacía envolverse como un gusano de seda en un capullo intocable y no asomaba la apariencia, pero sentía que de nuevo vivía unas emociones parecidas a las vividas en la inocencia años atrás para ser mariposa de alas limpias y libres con las que volar por un espacio soñado en un país de quimeras.
Y aconteció la metamorfosis y se sintió mariposa.... bella,  realzando así sus bellos campos, labrados de sol a sol, y aguas livianas para que crecieran sus frutos con el toque exquisito y dulce de la mariposa que sentía ser.
Los cielos vieron emerger sus alas hacia la luz de aquellos ojos que la miraban en esos campos, y llovieron lágrimas emocionadas que amainaron su vuelo y cayó al suelo lentamente, sin más daño que el de ser descubierta en su delirio de pasión.
Bajo la mirada atenta de aquellos ojos, la mariposa perdió sus colores, y sentía miedo por los factores naturales del medio ambiente que la rodeaba y creyó morir con el cielo en su contra, y las adversidades del mal tiempo... pero,  esos ojos la miraban, era un ser extraordinariamente bello, rodeado de un aura de oro y plata y sus manos, que estaban labrando la tierra, recogiendo los frutos de aquel campo, unas manos fieles a la naturaleza, se dirigieron levemente a su cuerpo tendido y entre los dedos se  escurría ese pequeño ser herido... Escurridiza mariposa que no quería quedarse en esas manos fuertes, y los golpes contra la tierra se hicieron más dolorosos hasta que agonizaba la fantasía que la rodeaba y emitía sus últimos sonidos a fin de poder ser oídos por ese noble ser... pero su sonido se hacía cada vez más leve y la luz del cielo la veía más tenue muriendo así los sueños en el país de las quimeras.
El hombre, lloró una lágrima por perder otro ser más de su naturaleza, cayó sobre la mariposa la fría gota y la colmó de vida, renació y se marchó para siempre  para no ser castigada nuevamente por los cielos que acomodaban las hermosas tierras donde descubrió a su príncipe soñado.


No hay comentarios: