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miércoles, 28 de diciembre de 2011

Enredados


Ramas enredadas en mi tronco dan vida a mi estéril corteza, quiero simular que estoy vivo si me arropáis con vuestras hojas verdes vivas, nadie se dará cuenta de mi mal escondido entre la vida, que muerto no quiero estar sin dar la bienvenida a mi forzada e inminente huida.
Siento el provecho, que con respeto acojo en mis entramadas astillas, de la savia que recorre resinas y madera podrida, que agradecido quedé viendo vuestras vidas en la mía dándome de beber cuando más lo pedía, ahora sólo falta que el sol caliente el alma salvaje que llevo dentro. Ser vivo me llamaron, sin reparar en que aquellos que así me nombraron me mataron sin piedad, ser vivos o ser muertos, a ellos les da igual, que a la naturaleza hay que adorarla hasta servirse de ella sin abusar y algunos no entienden de las leyes naturales creadas por sí solas y capaces de condenar al transgresor que no sabe de posteriores y terribles consecuencias.
            Ser vivo fui, me llamaron árbol y quiero volver a vivir, ellos ya no quieren derramar más tierra y agua a mis pies, por favor, enredaros, aúnemos fuerzas, y ganémosles hasta hacerles comprender que una vida vive en la tierra en la que ellos ponen los pies, y formamos un todo universal, que por muy increíble que parezca, somos parte todos de él.
            Gracias por enredarte rama viva, intentando que yo vuelva a nacer, pero aún con tu esfuerzo y tesón, mi muerte se acerca y está próxima a dejar la esencia en esta tierra de mi ser. Vivir para morir es cruel con la injusta mirada del que no sabe respetar y querer respirar un aire puro en su propio beneficio.
Ya muero rama de vida, tú sigue ahí, viviendo para no rendirte jamás a los caprichos humanos, retuércete tanto que sepan que tienes fuerza y poder en tí, para no ser destruida.
Ya muero rama de vida, ya muero salvaje y sin vivir.


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