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martes, 20 de diciembre de 2011

El ocaso de los Dioses

Es como titulé mi fotografía, una puesta de sol que creo que jamás podré volver a conseguir captar, es en Motril (Granada)

Si mi mano pudiera tocarte la abrasaría, pero estaría orgullosa de saber que nadie, sólo yo, te toqué. Acercaría mi cara, curiosa, y desdibujarías mis ojos derretidos, y mis labios se convertirían en un rojo líquido derramándose gota a gota por mi garganta, pero estaría orgullosa de saber que nadie, sólo yo, te miré y te besé. ¡Eres un sol!

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