Yo no pensé que desde este lugar podría admirar el miño, causándome un gran sosiego y verdaderamente me sentí flotar desde allí arriba, de aquel mirador, desde el que pensé lo bella que es nuestra Tierra, y con el objetivo de mi cámara no sólo quise captar este momento que viví, sino que quise que el resultado mantuviera ese sabor gallego, que solo estos tejados rojos pueden mostrar. Yo me enamoré de Galicia, y volveré, quiero volver, por muchas cosas y más...
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